Cuando era jovencita (ya hablo como si tuviera ochenta años) habia un programa en la tele que se llamaba El último cuplé, y yo, que tengo un oído musical de 10 (era la nota que me ponían en el Conservatorio, donde se aprende música, en dictado musical) me los sabía todos. Y luego me iba al instituto y se los cantaba a mis compañeras en las pausas entre clase y clase. El que más me pedían, porque era el que mejor escenificaba, era el de la Señorita de la Estación. Así que si alguna de las que os asoméis por aquí recuerda haber tenido de compañera en el insti a una loca que cantaba cuplés, esa era yo. (porque no creo que haya muchas locas así).
Bueno, pues esto es lo que hice para suavizar un jarrón de cristal de un azul demasiado intenso, y para reciclar un simple frasquito de ambientador de esencias.
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